Con el cineasta Héctor Valdez Martínez, el ritmo entre palabras y puntuación de la mirada cuentan en la comunicación y en la conectividad. Es impresionante poder integraren la naturaleza de este joven cineasta, ya con íntima madurez, la traza de su personalidad en su obra.
La película “Malpaso” nos ha causado un real impacto sobre este ´´otro Sur”que la cámara de Héctor Valdez nos entrega.
Estamos en la ciudad que le da título a la película, situada en la región fronteriza con Jimaní. Importa señalar que todo se maneja con un ritmo y un grado de pudor y eficiencia emotiva que marcan un gran respeto por la situación social y humana frente a la condición de los haitianos y dominicanos que sobreviven del comercio en un mercado empapado de dolor y lucha, tratando de sobrevivir.
La cámara se mueve y camina de frente y perfil en enfoques lineales con paralelismos comparatistas de lo humano, entre el sol y la luna, el día y la noche, el bien y el mal, laviolencia y la ternura, la agresión y el amparo, la sexualidad bestial y la virginidad.
Dentro del trasfondo exterior de la película, sequía, pobreza, soledad y orfandad, nacen dos hermanos mellizos de una madre que muere en el parto, en una cabaña de miseria en la que el viejo padre-abuelo produce sacos de carbón para garantizar la presión del hambre.
Los dos hermanos salen de la niñez después de la muerte del viejo que el cineasta sepulta en un surco de tierra removida en línea con pico y pala y con la presencia de una cruz improvisada con la madera de los campeches del lugar.
Esta imagen contiene un referente antropológico de una intensidad donde las lágrimas no pueden ser una reserva pues sabemos que esas sepulturas permanecen todavía por esas tierras.
Dirigir toda la película al blanco y negro es una garantía de atrevimiento en pleno siglo XXI, que Héctor Valdez sabe llevar con excelencia, pues estamos frente a una escritura cinematográfica.
El blanco y el negro son aquí los dos hermanos, la vida y la muerte, el sol y la oscuridad,opción que se justifica por el mismo lenguaje poético del tema. Uno de los hermanos es albino blanco con una ternura en la expresión eficiente y justa que revela con precaución y prudencia todo su drama interno de ser excluido y amenazado en vida y muerte en un escenario social donde sólo se respeta al dinero y la violencia.
El arte del joven cineasta está en tener la capacidad visual y sicológica de asociar los exteriores a todo su propósito humano.
Todo confluye hacia la emoción, hacia la significancia interior en cada plano, creando una atmósfera donde la realidad no puede estar ajena a la mística de la religiosidad y del misterio.
Cándido, más allá de su referencia social de hermano, tiene una significación mágico-religiosa que la “metresa haitiana”sabe iniciar para protegerlo e implicarlo en la salvación del llamado a los loas.
El cineasta en ningún momento penetra estos aspectos con folklorismo, sino como ubicación del contexto cultural.
Las imágenes son la escritura misma de los temas tratados, cada toma es un mensaje, dentro del discurso emocional.
La parte del encuentro y el sueño con el mar son de primer orden, porque conecta con la visión insular de buscar el mar, cuya poética enciende toda una conexión con los isleños que desarrollan en sus vidas la relación onírica con la costa hasta encontrarla, dar con ella y destapar el horizonte y la inmensidad…
La escena es sublime, los dos adolescentes sin hablar lo dicen todo con la mirada, y el gesto del labio con la frente llevada lejos, detrás de ellos, erguido…el viejo.
Toda esta escena está marcada por el triángulo que conforma la imagen de los tres personajes, triangulo de vida, hasta el suceso de la muerte del abuelo -padre.
El director de cámara revela una capacidad extraordinaria en los planos y escenas llevando la cámara en paralelo con el fotógrafo que no se queda atrás en los cuadros de centrar las miradas como para hacer de la imagen una palabra cosida, hilvanada por una frase dictada por la cámara de Héctor Valdez Martínez.
La figura de Vicente Santos en línea recta, caminando, alzado y seguro con la melancolía y con determinación, ejerce una fuerza presencial y a la vez misteriosa que funciona como imagen de acción, creando una confusión y un misterio. Se puede pensar que es el padre de regreso, pero no, es el hermano que ya adulto y salvo viene por Cándido, lamentablemente ya fallecido.
Las palabras en la interpretación de VicenteSantos son muy escasas, la esencia está en sus expresiones, con las que el personaje toma toda su fuerza, caminando con una ligereza y firmeza que señalan un regreso a casa afectivo y profundo con la misma fuerza de cada uno de sus pasos.La camisa blanca, impecable, con el pantalón de vestir negro le dan altura y una dignidad que refuerza la seguridad de su caminata.
En el guión tiene la fuerza de este rebote que le agrega a la película un esquema dramático nítido.
Hace años que no habíamos vivido la estética del blanco y negro en el cine, Héctor Valdez Martínez demuestra que es un fiel heredero de los grandes, de esos cineastas como Buñuel, Chabrol,que sabían que el cine es ante todo: una emoción, un misterio y una intensidad de lo humano.
Hay mucho que decir sobre la película “Malpaso”, ya acogida -recientemente- con aplausos en el Festival de cine de Málaga,y anunciadora de muchos éxitos, pues le toca estar en las mayores convocatorias cinematográficas, porque ´´Malpaso´´es un mensaje al mundo de fraternidad, de solidaridad y de poesía de los humanos,sin que importe la raza, ni la clase social.
Es una película inteligente que pone en alto la dominicanidad con respaldo de humanidad y universalidad.
Técnicamente es una película que se nutre de las miradas y de las imágenes, dueña a la vez de un diálogo visual del alma.
Héctor Valdez Martínez compone su película con una conciencia de la caribeneidad y de la dominicanidad, abarcadas como una paleta de matices de complejidad y sutileza nutrientes fundamentales de una estética propia y universal en la que ni todo es negro , ni todo es blanco, pero donde todos soñamos en la convivencia de los antagonismos diferenciales, esa es la ética y la estética de los grandes pensadores del siglo 21, es ahí donde ´´Malpaso´´ tiene todo su destino.
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